Título: El sobrino del mago
Autor: C.S. Lewis
Ficha anobii
Conservo muy buenos recuerdos de mi
infancia de las crónicas de Narnia, especialmente de El león, la
bruja y el armario, que es uno de los libros que he más releí entonces, así que decidí hace unos años empezar de nuevo y leerlos
todos. Por algún extraño motivo me quedé en el tercero, y hace
poco decidí volver a empezarlos con el firme propósito, ahora sí,
de leer los siete que componen la saga.
El primer problema se plantea a la hora
de elegir el orden de lectura, puesto que existen dos posibilidades:
la primera es leerlos en orden cronológico de publicación, la
segunda es el orden cronológico de la historia del mundo de Narnia.
El autor nunca llegó a aclarar cuál de los dos era el más
apropiado, pero sí que, si tuviese que elegir, lo haría en el
segundo orden. Así pues, comencé con el sexto en orden de
publicación, que relata la creación del mundo de Narnia.
A cualquiera que esté medianamente
familiarizado con la iconografía cristiana le empieza a chirriar
algo a mitad del libro: el León bueno que crea el mundo de Narnia y
viene para salvarnos a todos, el mal encarnado en la figura de la
Bruja que tienta a los protagonistas con la manzana de un árbol
mágico... Después de una pequeña investigación, descubrí que
efectivamente la intención del autor era crear, simplemente, “una
Biblia para niños”.
De este modo consiguió que me
interesara aún más por estos libros, puesto que el tema de la
influencia de la Biblia en la literatura occidental me resulta
altamente atractivo. Quizás mi paso por un colegio religioso durante
toda la primaria y la secundaria dejó una huella que, si bien a
nivel religioso no se mantiene, sí que lo hace a nivel literario.
En cualquier caso, evaluando el libro
en sí, creo que ha sido un error intentar retomarlos como adulta:
aparte de que el Génesis nunca puede ser especialmente entretenido,
puesto que más de la mitad del libro se basa en descripciones
interminables, calificar el estilo de pobre es casi hacerle un favor.
Es, sencillamente, nefasto, y si bien quizás cumple su cometido como
literatura infantil, ni siquiera podría llegar a calificarse como
juvenil, bajo mi punto de vista.
En definitiva, no es precisamente
literatura fantástica recomendable. Que un libro tan corto me haya
costado unas dos semanas no es casual. Seguiré leyendo los otros,
seguramente, pero dejando un tiempo entre medias.
Puntuación: 2 sobre 5
La conclusión a la que has llegado con las crónica de Narnia es en general extrapolable a casi toda la literatura fantástica en general. Hasta un autor tan reconocido como Tolkien, creador de todo un mundo imaginario, si lo analizas en profundidad descubres que se inspira claramente en personajes de la mitología céltica y escandinava. La Biblia, al margen de la fe religiosa, no deja de ser la particular mitología de los cristianos, así que no debe de extrañarte como fuente de inspiración fantástica-Para un escritor, por mucha imaginación que tenga, debe ser difícil no recurrir a mitos que forman parte de nuestra acerbo cultural; no para plagiarlos pero si como fuente de inspiración. La propia historia es otra fuente inagotable de inspiración. Si has leído algún libro de la serie "Juego de tronos", o algún capítulo de la serie televisiva, descubrirás que el país imaginario y el ambiente se parece mucho a la Inglaterra medieval y la guerra de las familias está inspirada en la "guerra de las dos rosas". Hasta la familia Lanister se parece en el nombre a los Lancaster de la historia; eso si, adobado todo con unos toques de fantasía.
ResponderEliminarCreo que tienes razón, Lope, aunque yo apenas he leído literatura fantástica y no he podido experimentarlo por mí misma. Lo cierto es que no me extraña la inspiración en sí, sino más bien cómo la gente intenta colarla a la primera de cambio ;P Pero está claro que ya está todo inventado y al final todo acaba siendo una reinvención de temas en los que alguien ya ha pensado antes.
Eliminar¡Gracias por tu visita y tu comentario!
Saludos,
Ana